lunes, 27 de enero de 2014

DUELO POR LOS NUESTROS


DUELO POR UNO DE LOS NUESTROS


 

 
 

Hoy a todos los luchadores y supervivientes se nos encoge una vez mas el corazón, pues hemos perdido a otro de los nuestros o quizá a más pero sus nombres no tenía tanta relevancia mediática, aunque eso no resta dolor.

Sentimos esperanza cuando oímos hablar de nuevas terapias, nuevos avances químicos,

Pero sucesos así son un látigo desgarrador para nuestras almas.

Sentimos gran pena pero por encima de todo un miedo sobrecogedor, y nos preguntamos lo inevitable ¿ realmente estamos a salvo? Hemos vencido ¿, o solo es una tregua para volvernos confiados?.

La medicina esta ciega, caemos como moscas, y se lamentan.

Creo que es la enfermedad más antigua de la historia y la que menos se trata.

Porque no existe un día dedicada a ella, porque dicen que son vagos cuando son auténticos muertos vivientes.?

Hoy hablo desde la rabia mas profunda, desde el temor más recóndito de mi alma y mentiría si no confesara que estoy asustada.

Somos victimas de nuestra propia mente y muchos acaban siendo verdugos de su propia vida.

Cuando empieza lo hace con disimulo, se esconde tras la idea de una mala racha, luego se acentúa y nos hace pensar porque me pasa esto a mí, tantas desgracias juntas y sigue cuando  estamos ya seguros de que no servimos para nada. Tras él porque nos da su respuesta más letal: todo es culpa tuya.

Así es como ya somos suyos. El sentimiento de culpa es el detonante para entrar en la rueda de la desesperación, la rabia se convierte en pena, las esperanzas en continuas frustraciones, y ya estamos malditos, todo lo que tocamos o queremos sufre o se estropea, es lógico es nuestra culpa.

Nos hundimos cada día mas en una pesadilla mientras nuestra alma grita y se revela llena de dolor pero no vemos esa pequeña luz que intenta iluminarnos.

El cansancio nos puede, todo pesa demasiado, y nos dejamos llevar al más profundo abismo. Y allí permanecemos durante días, meses, incluso años hasta que ya no hay mas que pensar, porque simplemente no podemos, nuestros propios pensamientos nos han sido arrebatados.

Y es en ese momento cuando nuestro juez interior nos condena a la máxima pena: la muerte.

No hay comentarios.:

Publicar un comentario